Cuando la creatividad se convierte en puente hacia el aprendizaje
- Daniel Henao
- 8 ago
- 2 Min. de lectura
En Fundación Quintana sabemos que la educación no solo se trata de números y letras. También es emoción, identidad, creatividad y la certeza de que cada niño y niña merece un espacio seguro para crecer. Por eso, en nuestro programa educativo nos llena de orgullo ver los avances de quienes hacen parte de este proceso en el corregimiento de Santa Isabel y la vereda Los Lagos, en Remedios.
Hemos aprendido que el verdadero cambio se logra trabajando de la mano con las familias, los docentes y, por supuesto, con los niños y niñas, uniendo esfuerzos para superar barreras de aprendizaje. Nuestro compromiso va más allá de lo académico: también cuidamos su salud emocional, porque creemos que un corazón seguro y feliz aprende mejor… y sueña más alto.
Un bosque donde el conocimiento florece
Recientemente, 67 niños y niñas participaron en una experiencia mágica que llamamos "Mi Mundo, Mi Saber: Un Viaje en el Bosque del Conocimiento". Fue una jornada encantada, llena de juego simbólico y escenarios creativos, donde exploraron su identidad, emociones y fortalezas.
A través de estaciones como "El Reflejo", "El Árbol de los Saberes" y "El Río de las Preguntas", los pequeños viajeros se encontraron con hadas, elementos mágicos y actividades diseñadas para despertar la imaginación. Entre títeres, arte y metáforas, fortalecimos su autoestima, la expresión emocional y el gusto por aprender.
Aprender con amor, imaginación y sentido
Esta experiencia nos recordó que el conocimiento florece cuando se cultiva con afecto y creatividad. Que cada historia, cada risa y cada descubrimiento cuenta en la construcción de un aprendizaje significativo.
Gracias a cada niño y niña que participó en este viaje por el bosque. Ellos nos inspiran a seguir creando espacios donde aprender sea también soñar, imaginar y crecer con alegría.
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